El semestre pasado tuvimos muchísimo trabajo en el despacho y como ya lo sabrán arquitectos y afines, cuando estos picos de trabajo llegan, la oficina se convierte en residencia principal y ese lugar al que se llama casa pasa a ser el espacio donde habita la ropa y reposa la cama pero de uno, ni rastro.
Los compañeros de trabajo, ordenadores y maquinaria relacionada cohabitan contigo en no más de 30 metros cuadrados. Muchas horas de trabajo al día durante tantos días nos convierte unas cuantas veces al año, en una pequeña familia que comparte desayunos, comidas y cenas. Hartos de la oferta comercial de los parajes aledaños incursionamos con creatividad en el mundo infinito de las ensaladas y los bocadillos "hechos en casa" (léase oficina).
Uno de los platos estrella de aquellos días fue este bocadillo vegetal de aguacate que está buenísimo y que además deja muy satisfecho a pesar de no tener proteína de origen animal y sin la pesadez y somnolencia que produce la carne.
Es que el aguacate además de ser riquísimo es multifacético. Yo insisto en que así como muchas culturas tienen el aceite de oliva o la mantequilla, muchos latinoamericanos tenemos el aguacate. En Chile se lo untan al pan para el desayuno, en México se lo ponen a las tortas y a las tortillas con un poco de sal, también hacen helados y zumos dulces, en Centroamerica y en Colombia lo comemos como guacamole o directamente con un poco de sal como acompañamiento de las sopas. En Perú lo mezclan con un poco de azúcar para hacer una merienda dulce.
Para hacer el bocadillo usamos:
- barra de buen pan (ya que la receta es tan sencilla es importante usar un buen pan, no muy pesado, con una miga con la elasticidad y la estructura justa y un exterior crocante, nuestro Andrés se levantaba muy prontito en las mañanas para que hubiera pan de la BALUARD en nuestro bocadillo)
- 1 aguacate en su punto.
- 1 tomate
- Rúcula, aceite de oliva extravirgen para ponerle un chorrito al pan, sal y un poco de za’atar.
El za’atar es una mezcla en seco de varias especias. Muy utilizado en la cocina árabe, su sabor esta definido básicamente por su principal ingrediente que es el zumaque, el sésamo (ajonjolí) y el tomillo. Podemos encontrar que se le añaden más especias según el lugar y los gustos de los comensales. Nuestra mezcla vino volando con el buen Sergio desde Jordania y ahora somos unos adictos en todo momento al pan con aceite y za’atar.